Las mascarillas no solo son útiles para evitar el contagio del coronavirus SARS-CoV-2 sino que lo evitan en gran medida. Los gobiernos dicen que no lo son para que no haya acaparamiento de las mismas y porque no hay suficientes a veces ni para el personal sanitario. Esa es la realidad. Ahora bien, hay que hacer algunos matices.
Una mascarilla quirúrgica o de tela no evita el contagio de la persona que la lleva si el resto de personas con las que uno se cruza va sin mascarilla. El tejido de estas mascarillas tiene una red que no es lo suficientemente tupida como para evitar la entrada de los virus que son de un tamaño mucho más pequeño. Para que hubiera más protección sería necesario que todas las personas llevaran mascarilla quirúrgica, ya que su función no es evitar la entrada de virus sino la salida de las gotitas expelidas por la saliva al hablar y por las secreciones al estornudar o toser. Por eso son recomendables al menos cuando se va en transporte público o en lugares muy concurridos. Y lo ideal sería que hubiera suficientes para todos. Alguien podría preguntarse que si no filtran la entrada de virus tampoco filtran la salida. Pero no es exactamente así. Las mascarillas al menos contienen la efusión de partículas cargadas de virus y evitan que la carga viral quede en gran medida en forma de aerosol. Sin embargo, sin mascarilla un estornudo o una tos de una persona infectada pueda lanzar a casi un metro las partículas víricas, pudiendo éstas quedar depositadas en superficies o siendo inhaladas por otra persona cercana una vez aerosolizadas.
Las mascarillas con filtro FFP2 y FFP3 sí protegen del contagio en mayor medida incluso si otras personas no llevan mascarilla quirúrgica o de filtro, siempre y cuando estén bien ajustadas y se complementen con protección ocular. Son la opción recomendada cuando se va a estar en un ambiente con personas probablemente infectadas o si la mayoría no lleva mascarillas en una zona donde se hayan declarado contagios.
Entiendo que la OMS o los gobiernos no quieran que se produzca un acaparamiento de mascarillas por parte de especuladores y compradores de pánico, pero la solución a esto no es confundir a la población con mentiras o medias verdades sino custodiar las mascarillas existentes, hacer pedidos a otros países con anticipación a la escasez, poner a toda marcha la fabricación industrial de las mismas y controlar su venta para que no se produzcan abusos.
A los compradores les pido que no acaparen y que, si tienen que comprar, lo hagan de manera responsable para un uso en situaciones de emergencia. Hay personal sanitario que puede tener escasez de las mismas, así como pacientes sensibles que las necesitan. Si te sobran, infórmate de dónde hay necesidad y dónalas.